Es nuestra hora

Es difícil ser mujer en cualquier parte del mundo, por que se nos ha enseñado a servir, obedecer, cuidar, ser para otro; a no querernos a nosotras mismas, ya que ser mujer es malo, lo no deseado, el pecado, la carga, lo sucio, lo negro, las brujas, las locas, las putas y un sinfín de descalificativos que nos ponen y que asumimos.

Pero a lo largo de la historia de la vida y los tiempos, las mujeres se han revelado, se han encontrado, han despertado  y luchado  para tener un lugar respetado; para que no se nos vea como menos ni como más, sino como somos: parte de un todo.

Son nuestros tiempos de visibilizarnos, de rescatarnos unas a las otras para poder tener una vida sana, sin miedos, sin odios. Es nuestra hora, no para aclarar o demostrar, sino para arrebatar todo lo que se nos han venido arrebatando… tomar lo que nos pertenece.

Esto empieza por nosotras mismas y por reconocernos mutuamente, porque padecemos los mismos dolores; empieza por abrazarnos para fortalecernos, caminar para abrir camino juntas y guiar y ser guiadas por otras mujeres con mucha más experiencia, para que podamos llegar un día a unificarnos como un todo.

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