Soy Gaby y soy maestra en el desarrollo sostenible, pero antes que cualquier otro título, soy una mujer afro indígena, acompañante de mujeres víctimas de violencia sexual y, en algunos casos, de violencia familiar, a quienes canalizamos, cuando realizan denuncias.
Sabemos que el estar con ellas hace la diferencia, cuando una institución se da cuenta de que ellas están acompañadas, y cuando nosotros les decimos: “ve, hazlo, aunque tengas miedo, nosotras vamos a estar contigo” o “estoy aquí para para lo que tú necesitas y para que tengas elementos y un poco más de fuerza”. Existe miedo y existen muchas emociones, entre ellas, tristeza y dolor, cuando ellas pasan por estos procesos. Entonces, saber que hay otras mujeres que podemos estar ahí al lado y acompañándoles, ya sea físicamente o por llamada, eso las hace sentirse que no están solas en esos procesos. Porque aun si muchas veces pueden tener el apoyo de algún familiar cercano o de alguna amiga, cuando no se tienen herramientas para saber enfrentar estos procesos ante las instituciones, es un poco es más complicado. Hacerle saber a las mujeres que viven violencia que pueden exigir su derecho, que existe un derecho que tiene que hacerse válido, hace una gran diferencia para ellas.
Es importante hacer redes entre organizaciones y entre nosotras; acuerparnos, agruparnos, sabernos que existimos. También conocer quiénes estamos en determinado territorio, ya sea en el mismo estado o en otro estado, y cuáles son nuestras necesidades, ya sea con similitudes o qué tan diferentes puedan ser las situaciones que nos atraviesan. Siempre ha sido muy importante mantener estos vínculos y estas redes entre organizaciones, porque esto es lo que nos fortalece, esto es lo que también nos ha permitido hacer esta incidencia política y mediática y poder estar con las otras. Estando juntas somos, sin duda, más poderosas; podemos lograr más cosas, y esto ha sido lo que, a través de los años, nos ha permitido avanzar: avanzar juntas.